miércoles, 21 de agosto de 2013

Mente alterada, cuerpo alterado

Perdón por no subir la entrada ayer, llegué del viaje muy cansado, pero más vale tarde que nunca así que hoy retomo el blog para haceros la entrada diaria :)

Día 1 de Junio del 2012, 4:00 de la mañana, me levanté en medio de la noche notando mucho calor y una sensación de nerviosismo muy grande. Asustado me llevé la mano al pecho, mi corazón estaba a mil por hora y no había tenido ninguna pesadilla que me causara esto, simplemente me levanté notando una sensación extraña. Me empecé a asustar, claramente eso no ayudaba, al contrario, agravaba la situación alterándome más. Mi primera reacción fue intentar levantarme de la cama, pero algo me frenó, un resquicio de lucidez en mi cabeza asustada y llena de malos pensamientos me dijo "Quédate donde estás tumbado e intenta relajarte, todo sería algún susto o un mal sueño que ni siquiera recuerdo".

Pasaron unos minutos pero, mi corazón seguía bombeando sangre como si no hubiera mañana. Yo seguía paralizado y tumbado en la cama con la mano derecha en el pecho, boca arriba y mirando la oscuridad de la habitación. Tras un tiempo paralizado, cerraba los ojos con la intención de dormirme y que esto pasara, en teoría, seguía un tratamiento y esto no tenía por qué pasar pero también es cierto que quizás podría tener algo. Mi cabeza empezó a hacer lo que mejor se le daba, pensar y asustarme más. Cosas como "Cada vez estoy peor y lo único que hacen es mandarme cosas que no me hacen nada" o "A este paso no me voy a recuperar", eran las que predominaban en ese momento. A pesar de ello, no quería avisar a mis padres, realmente desconocía el por qué, solo sabía que tenía el corazón super acelerado estando tumbado y no tenía fuerzas para llamar a nadie.

Llegaron las 4:45 de la mañana y el corazón seguía igual, cada vez estaba más hundido, por un momento pensé que esa noche iba a ser la última y aun así seguía sin llamar a nadie. No tenía ya ni siquiera ganas. Apreté mi mano contra el pecho y volví a cerrar los ojos, me notaba cada vez más cansado. De repente perdía la noción del tiempo, me quede dormido con la mano en el pecho y oí mi despertador sonar a las 7. Estaba bien, mi corazón latía otra vez a ritmo normal y aunque me sentía cansado y algo desorientado, me levanté y me fui a la ducha. Mientras me duchaba pensé sobre lo sucedido por la noche, a la vez, me tomaba las pulsaciones, notándome algo acelerado. No quería darle importancia ya que era Viernes y esperaba en ese fin de semana estar mejor, quizás solo fue un efecto secundario de la medicación.

Salí de la ducha bastante pensativo, era la primera vez que me sucedía algo así y la verdad no me hacía ni puñetera gracia. Además, necesitaba estar descansado, a mediados de la semana siguiente empezaban ya los exámenes y no pude seguir mi plan de estudios, mi cabeza empezaba a darle vueltas a todo otra vez mientras, inconscientemente desayunaba y me tomaba la pastilla que me tocaba por las mañanas. Recogí el desayuno, me lavé los dientes y salí de casa para encontrarme con mi compañero de clase con el que iba todas las mañanas al instituto.

Llegamos al instituto y la verdad, no atendí mucho a las clases, mi mente estaba en otro lado pensando sobre lo sucedido por la noche. Aun no me habían llamado los del Centro de Especialidades para la cita con el cardiólogo. Volví a sumergirme en mi mundo de pensamientos mientras con la mirada perdida alternaba la vista al profesor, el proyector y mi portátil. Los pensamientos pesimistas empezaban a predominar sobre los de que me iba a recuperar. "Quizás pueda tener realmente algún problema de corazón pero en ese electrograma no salía nada", fue uno de los pensamientos que primero se presentó en ese momento. A continuación cosas como "Todo se va a ir a la mierda", "Sino puedo con esto, no voy a poder con nada...", también aparecieron. Me quería ir a casa, no estaba a gusto allí y cada vez estaba más y más triste y hundido.

Llegó la hora del recreo, estaba apunto de inventarme la excusa de que me encontraba mal para irme, sabía que no debía pero psicológicamente estaba fatal. "¿Cuándo me iba a recuperar?", realmente solo quería recuperarme para seguir machacándome, no hacía caso a mi cuerpo que realmente, lo que me pedía era un descanso. Finalmente opté por irme, sin decir nada, simplemente me despedí de las personas con las que solía estar en el recreo y eché a andar hacia mi casa. No hacía caso a mis sensaciones físicas, solo notaba un nudo de la garganta por las ganas de llorar, mientras un montón de preguntas sin respuesta me venían a la cabeza. "¿Por qué me habrá pasado esto?" "¿Realmente esa bebida energética ha hecho tanto en mí?" "¿Me estaré muriendo?". Preguntas pesimistas a las cuales no encontraba respuesta, era lo único que recibí ese día.

Llegué a mi casa y me tiré en la cama. Quería llorar, pero a la vez no podía. Sentía una tristeza profunda, pero no era capaz de expresarla. El nudo en la garganta cada vez era más fuerte. Al cabo de un rato me quede dormido boca bajo en la cama hasta que llegó mi madre de trabajar. Simplemente me limité a decirla que me había vuelto porque no me encontraba bien. No quería contarla que me pasaba. Comí y después me bebí una infusión relajante.

Esa tarde me pase todas las horas delante del ordenador, metiéndome en la cabeza más mierda que encontraba por internet sobre lo que sentía que lo único que me hacían era mal, pero en ese momento, me creía todo lo que ponían. Por fin después de unos minutos me llamaron del Centro de Especialidades para darme la cita para el cardiólogo. Hasta mediados de Julio no me verían. Pensé "Genial... si tengo algo grave de aquí a que me miren lo mismo estoy muerto". Suspiré apuntando el día y la hora y dejé de mirar páginas para meterme al Messenger un rato a ver si hablaba con alguien.

Pasaron las horas y era la hora de cenar, me levanté sin ganas y cené lo que pude. Cogí el portátil y me puse en la cama con él mientras hablaba con una amiga, intentándome despejar de todo, aunque solo fuese un rato. Mientras hablaba me tomaba otra infusión junto con la pastilla que me tocaba por la noche, el cansancio y el sueño comenzaron a atraparme a la hora. Apagué el portátil y me acomodé en mi cama mirando el armario. Todas esas emociones que sentí durante el día por fin salieron y empecé a llorar como un niño pequeño en silencio, notando mi respiración entrecortada. Solo pensaba una cosa "¿Por qué?", esa simple pregunta asaltaba mi cabeza. Al cabo de unas pocas horas me comencé a dormir, aunque esos espasmos que me atacaron la noche anterior volvieron, esta vez solo dos veces, pero en el último de ellos empecé a pensar otra vez. "Espero que las taquicardias de por la mañana no se repitan...", cerré de nuevo los ojos, dando vueltas en la cama para intentar dormirme mientras ahora este único pensamiento me martirizaba poco a poco. Pasado un tiempo que desconozco, pero desde mi punto de vista largo, acabé dormido por fin...

Mente alterada, cuerpo alterado - CC by-nc-nd 4.0 - Adrián Martínez Prádanos

1 comentario:

  1. los pensamientos negativos no te van a ayudar, tienes q recordarte a ti mismo que vas a poder con lo que sea, q tú vales mucho (y si no te lo crees una prueba es este blog) y q el amor de tu gente es muy importante

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