jueves, 15 de agosto de 2013

Mandar por mandar

Antes de nada os debo comentar que estaré ausente unos cuatro o cinco días por vacaciones y no tendré Internet, pero en cuanto vuelva tendréis vuestra entrada diaria, perdón por las molestias :)

Último día del mes de Mayo de 2012, como ese día no iba a ir a clase porque tenía el médico por la mañana, me permití el lujo de levantarme algo más tarde ya que esa noche me había levantado varias veces por sueños extraño que, aunque no llegaban a pesadilla, eran desagradables. Mi despertador sonó esta vez a las 9:00 de la mañana, tenía cita con el médico en una hora. Me sentía algo inseguro conmigo mismo, pero no había nadie en mi casa y no iba a despertar a mis abuelos para que me acompañasen. Me levanté de la cama despacio de nuevo y fui a darme una ducha a ver si me despejaba algo. Tenía como una leve presión en el pecho y las manos algo entumecidas y sudorosas, no le di gran importancia en ese momento y después de vestirme fui a prepararme el desayuno. Un simple vaso de leche fue lo que me entró al cuerpo esa mañana, suficiente para lo que iba a hacer la verdad. Puse el vaso en el fregadero, me lavé los dientes y mientras algo desanimado suspiraba, fui metiéndome el móvil, las llaves y la cartera en el bolsillo. Cerré la puerta de mi casa dándole vueltas a la cabeza, quería que esto acabase, que fuera solo un simple susto, pero tres días ya me había desmoralizado bastante.

Llegué al centro de salud y la verdad, ese día en concreto, la consulta estaba prácticamente vacía. Y entré en la sala donde se encontraba mi médico, me senté y le comenté lo que me pasó dos días atrás para ponerle al tanto de la situación. Lo único que hizo fue mandarme unos análisis de sangre y porque yo se lo pedí una cita con el cardiólogo, además de tomar el Sumial tres veces al día durante dos semanas que es lo que tardaría en terminar el curso. Se me olvidó pedir un justificante, era normal, mi cabeza estaba en todos los lados menos en lo que tenía que estar. Salí de la consulta igual que como entré y me fui a recepción a que me dieran una cita para los análisis de sangre. Intente que coincidiera un día de la semana siguiente en la que menos cosas tuviera que hacer y en el que no hubiera ningún examen. Salí del centro de salud y fui a casa caminando despacio.

Llegué a casa y realmente no recuerdo que hice exactamente, pero si me acuerdo que me puse a pensar sobre todo de nuevo tirado en el sillón de mi salón durante toda la mañana. Primero eran simples pensamientos que desanimaban un poco como "Estas jodiendo tu planning de estudio con esto, no vas a llegar a los resultados necesarios", mi vena autoexigente como siempre, tan inoportuna comenzó a hacerme daño en esa mañana, transformando poco a poco pensamientos sin importancia en dolorosas puñaladas hasta el punto de volver a sentirme insignificante, que había perdido ya sin haber empezado a luchar. Esto no era lo peor, me fastidiaba aun más mirar al pasado y ver como esa persona luchadora que era en unos pocos días se estaba yendo y convirtiendo en alguien sin ganas de luchar, solo en una persona que le daba vueltas a la cabeza constantemente. Tenía ganas de llorar, pero a la vez me sentía sin fuerzas para hacerlo, solo miraba la televisión apagada del salón y veía en ella mi reflejo, el reflejo de un chico joven sin ganas de nada tirado en un sillón lamentándose.

A medida que pasaban los minutos pensamientos como "Quizás esto es un castigo por algo que hice" o "A este paso no voy a salir de esta", se hacían cada vez más fuertes, hasta el punto de que me levanté y cometí uno de los errores más graves que se puede hacer en estas situaciones, ir al ordenador a buscar respuestas en Internet de por qué podría estar así, junto al prospecto del Sumial. Sentado en la silla de mi habitación, encendí mi ordenador y esperé a que se iniciara todo. Una vez hecho esto, abrí el navegador y puse "Taquicardias y dolor en el pecho", claramente los resultados que vi me hicieron asustarme, es por eso que ahora intento hacer caso omiso a la mayoría de los casos que veo por Internet. Casi todos los resultados me llevaban a relatos o síntomas de un fallo en el corazón o de un ataque cardíaco. Aunque asustado, seguía leyendo cada vez más y más hasta el punto de llegar a pensar pero sin llegar a creérmelo que quizás esa última bebida energética haya fastidiado mi corazón.

Llego el mediodía y con él, mi madre del trabajo, decidí que ya había leído suficiente y pasé del tema. Cuando mi madre me comentó que qué tal estaba y que qué me había dicho el médico, yo solo conteste, "Tengo que tomar la medicación una temporada tres veces al día". No me hacía mucha gracia tomarla pero si eso me solucionaba lo que tenía me daría por contento.

Con el paso del tiempo llego la hora de comer. Comí obligándome ya que no tenía hambre y después de eso mi madre me preparó una infusión de igual color que la cocacola, algo más granate, de las que compramos el día anterior para tranquilizarme un poco, además de eso me tomé el Sumial que me dijo el médico que tomara. Esa tarde no estudié nada, simplemente me quede delante del ordenador, hablando por Messenger e intentando escuchar algo de música ya que me notaba algo más tranquilo y no parecía que me afectara, así que aproveché. Así me tiré la tarde entera, turnándome entre la cama y la silla de mi escritorio, con una diferencia, esa tarde no me entraron ganas de llorar, la verdad, estaba bastante entretenido hablando con amigos por Messenger.

El día dentro de lo que cabe transcurso bien y hasta yo me sentía algo mejor. La noche llegó y yo cene un poco más animado, tampoco tanto como para tirar cohetes, pero eso era mejor que nada, me tomé la pastilla correspondiente de la noche y me tumbé a dormir. No sabía exactamente que me estaba pasando, notaba que mi cuerpo se relajaba demasiado y cuando parecía que iba a entrar en fase de sueño, un enorme espasmo recorría mi cuerpo sobresaltándome y haciendo que me despertara. Cuatro veces sucedió esto antes de poder dormirme, pero lo que pasó a continuación fue otra de las cosas que me marcó, pero eso ya es algo que le corresponde a la siguiente entrada del blog.


Os recuerdo que estaré unos días ausentes, pero para cuando vuelva os contaré lo que pasó esa noche o mejor dicho esa madrugada. Disfrutad del fin de semana y nos vemos por aquí entre el lunes o el miércoles.




Mandar por mandar - CC by-nc-nd 4.0 - Adrián Martínez Prádanos

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